martes, 29 de enero de 2008

Los hombres y las tareas

Siempre dicen que las mujeres estamos hechas para hacer las tareas de la casa, porque es algo que se nos da bien, y bueno, en eso tienen razón, porque los hombres en este tema son peores que un abuelillo con un teléfono móvil. Pero bueno, vamos al tema. Aquí voy a poner algunos ejemplos:

-Cuando tienen que lavar ropa piensan en la lavadora, pero claro, empieza a haber dudas. ¿Ropa de lino
o de algodón..?, ¿centrifugado largo o corto..?, ¿mucha agua o poca...? Aquí es cuando empiezan a
marearse y entonces deciden lavar la ropa a mano, pero claro, lavar las prendas una a una es muy
costoso y encima ir cambiando cada vez el agua... ¡buff! total, que lo dejan por imposible y la ropa acaba
en el cesto metida donde estaba al principio.

- Otro gran dilema es la plancha; la ruletita te marea con tantos tipos de tejidos...Cuando consiguen cogerle
el truquillo llega esa prenda que tanto queremos nosotras, tan fina y cara. Empiezan a pasar la plancha por
encima con mucha tranquilidad, pero cuando la levantan..¡HORROR! En medio de la camisa hay un agujero
tan grande como la boca abierta que se les queda al ver el desastre. Entonces empiezan a sudar y lo
primero que se les ocurre es tirarla a la basura, bien al fondo del cubo para que ella no lo descubra. Con
el miedo a volver a cometer ese error otra vez, recogen todo y la ropa vuelven a ponerla en las cuerdas.

-Para disimular un poco deciden sorprendernos con una fabulosa comida, pero al abrir la nevera
no encuentran casi nada y se acuerdan de que les dijimos que hicieran la compra. Pero claro, como han
tenido tantas cosas que hacer...
Entonces empiezan a preocuparse y a ponerse nerviosos, así que por vagueza y falta de tiempo terminan
llamando a un restaurante para que traiga la comida a casa. Total, no se dará cuenta...

Y llega el momento más esperado en el que nosotras volvemos a casa. Miramos las cuerdas y vemos toda la ropa tendida, ¿no has planchado? No... es que... la ropa no estaba seca. ¡Y mira que me hacía ilusión planchar...! Claro, entonces nos fijamos bien y no vemos aquella camisa, así que preguntamos, a lo que contestan: ¿Qué camisa?, ¿Seguro que la habías tendido?, Mira que a lo mejor te la dejaste en casa de alguna amiga... En ese momento empezamos a sospechar. Vamos al cesto y cómo no, todo como al principio... ¿Tampoco has puesto la lavadora? Es que se ha ido la luz y no quería lavarla a mano por si metía la pata...
Empezamos a enfadarnos; porque además, ¿para qué están las etiquetas..?
Ellos para tranquilizarnos nos dicen que nos sentemos en la mesa, que con la comida tan espectacular que han preparado nos vamos a poner contentas. Comienzan a sacar todo a la mesa... ¿Ésto lo has hecho tú..? ¡Claro que sí!, he estado toda la mañana en la cocina preparándolo para ...
Entonces ponen su cara más mona y empiezan a comer. Pero claro, se piensan que somos tontas y que no nos vamos a dar cuenta. Pero por no estropear su sorpresa no le decimos que el otro día comiste eso en el restaurante que hay cerca de tu trabajo. Total, que al acabar de comer te ocupas tú misma de las tareas de tu chico... Así que, bueno, ya sabemos que para estos "trabajillos" no debemos contar con ellos. Porque es mejor encontrarte todo sano y salvo a que no te encuentres nada.



Bueno Julián, aquí tienes mi monólogo.... ¡espero que os guste!xd

jueves, 10 de enero de 2008

NaViDaDeS....

Como todos los años en estas fechas la familia se reúne y se cuentan cosas mientras cenan. A mí, siempre me hacía mucha ilusión que llegaran las Navidades pero en esta ocasión no.


Tan sólo con pensar que quedan pocas horas para la Nochebuena se me revuelve el estómago, no tengo ganas ni de salir de mi habitación ni de ver a nadie; será mejor que salga un poco a dar una vuelta.



A los pocos minutos de ir caminando oigo que alguien me llama. ¡ Laura, Laura! Me doy la vuelta y allí veo a Marta, que viene corriendo hacia mí un poco sofocada pero con una sonrisa en la cara.


Después de un buen rato hablando se fue y yo seguí con mi camino... Mi amiga venía de comprar algunos regalos que la faltaban para dar esta noche a todos sus familiares que iban a su casa. A diferencia de mí, disfruta en estos días. Ella insiste en que me olvide de lo malo y que me lo pase bien en estos días tan especiales junto a mi madre.


Sigo caminando y empieza a llover. Tengo que volver a casa. Nada más llegar, mi madre está ahí, sentada en el sofá, leyendo como siempre su libro favorito. Nos miramos y sin decir ni una sola palabra cada uno seguimos con lo nuestro. Subo arriba y me voy al baño para darme una ducha y refrescarme un poco.



Cuando termino me voy a la habitación y pongo música, hasta que llega la hora de la cena y bajo al salón. Sentados en la mesa hay pocas palabras, mi madre me pregunta lo que he hecho y yo la respondo. Se acaba la conversación y suena el teléfono. Mi madre se levanta rápidamente y contesta sonriendo, aunque eso le dura poco, porque no es la llamada que espera..


Hace unos años mi padre se fue fuera del país por el trabajo y prometió volver en las Navidades
para estar con nosotras. Nos llamaría para decirnos que venía de camino, pero esa llamada nunca llegó... Mi padre era el mejor, me enseñó muchas cosas y con él me lo pasaba genial todos los días, hasta que se fue... Yo he dado por imposible que venga, pero mi madre lo quiere tanto que sigue pensando que vendrá. A mí me duele mucho ver como intenta disimular que está triste, pero ya he discutido mucho con ella por este tema.


Cuando mi madre vuelve a la mesa no puedo más, tenía que decírselo:
-¡Papá no va a llamar!-exclamo. Deja ya de pensar que va a venir a pasar la Navidad con nosotras, es un mentiroso, nos ha olvidado.... ¡Es un mentiroso!...
¿He dicho yo eso? No puede ser.... Necesito salir fuera, necesito pensar.


En ese momento dejo allí a mi madre y salgo corriendo de casa. Caminando sin rumbo llego a un lago donde solía ir con mi padre. ¿Por qué papá? ¿Por qué nos dejaste?...
-No tenía elección..tuve que hacerlo.- me decía una voz.
-¿Qué?- le digo. No lo puedo creer, ¡ese hombre es mi padre! Lo único que se me ocurre en este momento es tirarme encima de él. Es increíble...


De vuelta a casa me va contando todo lo que ha hecho durante esos años con mucho detalle, ya que me nota algo interesada. Cuando llegamos a casa mi madre estaba sentada, ni se ha movido de la mesa, ¿será por lo que la dije?. Me acerco a ella y la abrazo, es entonces cuando la comento que tengo una sorpresa para ella. Se pone nerviosa y no para de preguntar. En ese momento entra mi padre. La alegría de mi madre es inmensa, nunca la había visto tan feliz. Todos nos ponemos a llorar de emoción.


Un poco más tarde comenzamos a cenar los tres juntos y estamos toda la noche jugando y riéndonos, es la noche más larga y bonita de mi vida. Después abrimos los regalos y empezamos a hablar y contarnos cosas. Las navidades se me pasan volando y llega la hora de volver a clase.


La profesora nos ha pedido una redacción sobre nuestras navidades y yo aquí la presento. No pensaba que iba a escribir lo que he puesto, ya que no creía que mi sueño se cumpliera.


Al leer ésto todos se quedan extrañados, pues nunca me habían visto tan emocionada. Y todo este texto lo podía haber resumido en una simple palabra: Increíbles.

Nunca olvidaré aquella noche, la "Nochebuena".













Por fin... ¡Redacción hecha Julián! Espero que te guste... y sino... pues nada....;p